Guido Orefice (Roberto Benigni) es un italiano descendiente de judíos que es deportado a un campo de concentración nazi junto a su hijo Josué (Giorgio Cantarini) y su mujer (Nicoletta Braschi). Allí, con tal de salvar la vida de su familia, le hará creer a su hijo de cinco años que todo se trata de un juego y que pueden ganar un premio si consiguen mil puntos. En realidad, están viviendo uno de los peores holocaustos de la historia de la humanidad y ellos son las víctimas.